22 ene 2017

La cautela canadiense

Revista Proceso ·# 2099, 22 de enero de 2017
La cautela canadiense/JAIME PORRAS FERREYRA
MONTREAL.- En 1969, en un acto en Estados Unidos, el entonces primer ministro canadiense Pierre-Elliott Trudeau pronunció una de sus frases más conocidas: “Ser vecino de ustedes es como dormir junto a un elefante. Por más dulce y plácida que sea la bestia, se sufre con cada uno de sus movimientos y ruidos”.
eLas palabras del padre de Justin Trudeau, actual premier de Canadá, tienen mayor vigencia que nunca ahora que Donald Trump se mudó a la Casa Blanca.
La relación con Estados Unidos es neurálgica para Canadá, principalmente en el terreno comercial. Los vecinos norteamericanos son los más importantes socios comerciales del mundo. En 2015 intercambiaron bienes y servicios por más de 670 mil millones de dólares. Sin embargo, estos vínculos pueden modificarse considerablemente con Trump. Las predicciones y vaticinios se pasean por doquier, y la administración Trudeau prefiere estar preparada ante cualquier escenario.
Cambios ministeriales
Tan sólo horas después de la victoria del millonario neoyorquino en las urnas, Justin Trudeau manifestó en un comunicado que “la relación que une a nuestros dos países es un ejemplo para el resto del mundo. Nuestros valores comunes, nuestros lazos culturales profundos, así como nuestras economías fuertes e integradas continuarán como base de nuestra asociación sólida y próspera”.

Poco después declaró ante los medios, a propósito del deseo de Trump de modificar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte: “Si los estadunidenses quieren hablar del TLCAN o de cualquier otro acuerdo, estamos abiertos a discutirlo”.
La llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos es un duro golpe para la agenda internacional de Trudeau, sobre todo respecto a su defensa del libre comercio. Sin embargo, el primer ministro canadiense da muestras de pragmatismo. Además de señalar su disposición a discutir el futuro del TLCAN, invitó a Trump a realizar su primera visita internacional a Canadá.
Pero la estrategia incluye otros puntos. Para establecer una relación cordial con el nuevo mandatario y sobre todo para actuar frente a distintos panoramas comerciales, Trudeau hizo cambios en su gabinete. El más importante, en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Stéphane Dion, un político liberal con una larga trayectoria en Ottawa, tuvo una activa participación en diversos escenarios internacionales. No obstante, durante la campaña presidencial estadunidense hizo comentarios críticos hacia Trump.
Crysthia Freeland, antes ministra de Comercio Internacional, ocupa el puesto de Dion desde el pasado martes 10.
Ella deberá tender puentes con Estados Unidos, pero tendrá que garantizar al mismo tiempo la defensa de los intereses canadienses. En su anterior cargo mostró habilidad para lograr la firma del tan ansiado acuerdo comercial para Canadá con la Unión Europea.
Antigua periodista en medios internacionales de prestigio, cuenta también con amplio conocimiento sobre Rusia. A este respecto, son sabidas sus opiniones poco favorables hacia el presidente Vladimir Putin. Como parte de las represalias rusas frente a las sanciones impuestas por Canadá por la anexión de Crimea, Freeland figura en una lista de 13 canadienses que tienen vetada su entrada a ese país.
En esta ola de cambios, el diputado quebequense Francois-Philippe Champagne fue designado ministro de Comercio Internacional. Tendrá una interacción constante con su par estadunidense y deberá dar seguimiento a la hoja de ruta del acuerdo comercial con la Unión Europea, al igual que se integrará al equipo que sostiene desde hace algunos meses conversaciones exploratorias con China para lograr un pacto similar.
Gerald Butts y Katie Telford, secretario principal y jefa de gabinete de Trudeau, respectivamente, son citados frecuentemente como las dos personas de mayor confianza para el primer ministro.
Butts y Telford viajaron a Estados Unidos a principios de este mes con el fin de tener encuentros con colaboradores próximos a Donald Trump. Con ello, Trudeau buscaba enviar un claro mensaje al nuevo presidente estadunidense respecto a su voluntad de negociar temas comerciales. De igual modo, Free­land tuvo ya una reunión con Wilbur Ross, secretario de Comercio de la administración Trump.
Acerca de estos encuentros, Chantal Gagnon, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, señala a Proceso: “Ha existido una relación constructiva con el equipo de transición de Donald Trump y varias discusiones están en curso. Creemos que la nueva administración estadunidense trabajará con nosotros en beneficio de las economías de ambos países”.
Renegociación
Durante los meses de la campaña presidencial estadunidense, el discurso oficial del gobierno de Canadá fue señalar que el TLCAN podría sufrir modificaciones con el fin de mejorarlo. Sin embargo, luego del triunfo de Trump, la posición ha sido de mostrar apertura frente a una probable renegociación.
En entrevista con la agencia The Canadian Press a principios de este mes, el embajador canadiense en Estados Unidos, David MacNaughton, señaló que su país privilegia la voz de la cooperación por encima de la confrontación con su vecino.
Gagnon comenta a Proceso que el gobierno canadiense está en la mejor disposición de colaborar estrechamente con la nueva administración estadunidense sobre un paquete de temas comunes, como el comercio y las inversiones en distintos sectores. El objetivo es seguir contando con una asociación sólida con Estados Unidos y aumentar las oportunidades para la clase media.
Aún no se conoce una lista detallada de asuntos que Canadá podría poner sobre la mesa de renegociación del acuerdo. Sin embargo, diversos analistas han mencionado que la búsqueda de visas de trabajo más flexibles y los problemas derivados de la venta de algunos productos cárnicos podrían figurar. Asimismo, algunas provincias canadienses han solicitado participar en las pláticas, ya que el TLCAN tiene un impacto importante en sus economías.
Christine St-Pierre, ministra quebequense de Relaciones Internacionales, declaró el pasado jueves 5 que “el gobierno federal de Canadá debe comprender que es fundamental para Quebec estar en la mesa de negociaciones desde el primer día. Muchos empleos en la provincia dependen de este acuerdo”.
Frente a este clima de incertidumbre, algunos expertos muestran preocupación por las consecuencias para Canadá derivadas de la modificación del TLCAN, al evocar por ejemplo el hecho de que uno de cada seis empleos en dicho país está relacionado con las exportaciones y, de igual manera, que Estados Unidos es el principal destino de las inversiones canadienses directas en el extranjero.
Otros señalan que una renegociación del TLCAN podría jugar a favor de Canadá en algunos temas, como el comercio electrónico. Y si de posibilidades se trata, opiniones en la prensa especializada comentan que en caso de que Estados Unidos abandone el tratado, queda la opción de que Canadá continúe vinculado comercialmente con su vecino del sur por medio del pacto que firmaron ambos países en 1988 y que fue el origen del TLCAN.
Pese a que el gobierno canadiense está dispuesto a renegociar el tratado norteamericano, también espera que Trump y sus allegados comprendan el alcance de los vínculos entre Canadá y Estados Unidos. El pasado jueves 5, Freeland, aún en calidad de ministra de Comercio Internacional, señaló ante el Consejo de Relaciones Internacionales de Montreal que Canadá no es un socio comercial ordinario para Estados Unidos, subrayando que un cambio radical en el TLCAN no resultaría tan fácil por la estrecha actividad comercial entre ambos países.
La voz del exprimer ministro canadiense Brian Mulroney –uno de los mandatarios firmantes del TLCAN– también se ha hecho escuchar. Afirmó frente a miembros de la Cámara de Comercio de Montreal que el principal socio comercial para 38 estados del vecino del sur es nada menos que Canadá. “El TLCAN representa cerca de 11 millones de empleos en esos estados”. Añadió que los senadores que representan a estas personas seguramente expresarán a Trump la gran importancia de este acuerdo. Trudeau ha pedido a Mulroney participar en diversas reuniones para defender los intereses comerciales canadienses en Estados Unidos.
Respecto a la renegociación del tratado, hay que subrayar que ésta puede darse a través de los poderes ejecutivos de los países. Sin embargo, los cambios deben ser aprobados por los órganos legislativos. En este sentido, Trudeau podría sentarse a negociar, pero deberá contar posteriormente con el visto bueno del Parlamento y el senado canadienses.
Las declaraciones hostiles de Trump como candidato y como presidente electo han estado dirigidas principalmente a China y México, países que el millonario responsabiliza de la pérdida de empleos en suelo estadunidense y que ha prometido recuperar. No obstante, al formar parte del TLCAN, Canadá también puede verse afectado por las decisiones del nuevo mandatario.
De acuerdo con The Canadian Press, dos fuentes anónimas del gobierno federal canadiense señalaron que pocas horas después del triunfo de Trump, los gobiernos de México y Canadá se consultaron antes de anunciar por separado su voluntad de realizar modificaciones al TLCAN. Habrá que ver qué acciones emprenderá finalmente Trump respecto al acuerdo. El elefante descrito por Pierre Elliott Trudeau ha hecho esta vez mucho ruido.

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