24 dic 2016

Hoy es Navidad, alegrémonos es tiempo de nacer/ Fred Alvarez

Hoy es Navidad, alegrémonos es tiempo de nacer/ Fred Alvarez Palafox

El nacimiento de Jesús –es decir, la Navidad–, es sin duda la fiesta más celebrada en el mundo cristiano. Se festeja desde principios del siglo IV como cristianización de la fiesta pagana del natalicio del Sol... el renacimiento de la luz; el principio de la vida.
Poco después se adoptó como la conmemoración litúrgica del nacimiento de Jesús; la primera vez fue en el año 379 en Constantinopla.
No sabemos si Jesús histórico nació el 24 de diciembre en Belén, hoy ciudad palestina en la región conocida como Cisjordania; es imposible demostrarlo ya que no existen fuentes con rigor de método histórico que atestigüen el lugar ni el día, lo que si se puede asegurar es que  nació bajo el reinado de Herodes, quien murió el año 4 antes de Cristo.
Por lo que lo trascendental en estas fechas  no son los datos históricos sino los motivos y el significado que representa la Navidad que leemos en los evangelios apócrifos (ocultos) del siglo II, -que por cierto la Iglesia Católica nunca admitió- y de los relatos de la infancia de Jesús, recogidos en los evangelios de Mateo y Lucas.
Por cierto un contenido teológico de gran trascendencia y que no siempre es sencillo de  interpretar; me refiero a la anunciación del ángel, el nacimiento en la ciudad de Belén y en un pesebre, la visita de los pastores y los reyes magos, la estrella de Oriente, el exterminio de inocentes o la huida a Egipto.

Dice Lucas  en una narración  que, no es histórica, pero, ofrece algunos datos de que el nacimiento de Jesús data del año 4 antes de Cristo.
“Aconteció en aquellos días que se promulgó un edicto de parte de Augusto César que todo mundo fuera empadronado. (...).
 “También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea a la ciudad de David, que se llama Belén (...) para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 
 “(Y) Aconteció que estando ellos allí se le cumplieron los días de su alumbramiento.
 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre... Y se les presentó un ángel () que los rodeo de resplandor... 
Y Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan y decían:Gloria a Dios en las alturas.  
Y en la tierra paz. Buena voluntad para con los hombres...”.
 ¡Felices fiestas y buen año 2017!
 En lo márgenes: 
Este mensaje lo grabé hace dos años para la TV, y lo comparo hoy con Ustedes.
 Los nacimientos o “belenes“
Estos se  deben a San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana, quien fue el iniciador de esta tradición.
 Según la tradición, el hoy Santo recorría la campiña cercana a la pequeña población de Rieti en el invierno de 1223, y la Navidad lo sorprendió en la ermita de Greccio (entre Roma Y Asis) y fue allí donde tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús.
 ¿Cómo fue?
 Construyó una casa de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior,  por cierto, utilizó animales reales –un buey y un asno–  de los vecinos del lugar e invitó a un pequeño grupo de gente a reproducir la escena de la adoración de los pastores.
 Fue una representación solemne, modesta muy al estilo de San Francisco, pero seguramente debió de ser tan emotiva que alguno de los asistentes incluso llegaron a afirmar que llegaron a ver al Niño moviéndose.
 La tradición indica, que de manera milagrosa, en la escena aparecieron ángeles y se personificó el niño Jesús, la Santísima Virgen y San José.
 La idea de reproducir el nacimiento se popularizó rápidamente en todo el mundo cristiano; y de los seres vivos, se pasó a la utilización de figuras pues los primeros misioneros en llegar a América fueron franciscanos y por supuesto siguieron la tradición de San Francisco de Asís.
 La tradición señala que el primer nacimiento se construyó en Nápoles a fines del siglo XV y fue fabricado con figuras de barro. Carlos III ordenó que los "belenes"  o nacimientos se extendieran y popularizaran en todo el reino itálico y español; en América, los frailes introdujeron las costumbres navideñas cristianas.
 Hoy hay miles de nacimientos en todo el mundo, de hecho para mucha gente una casa sin nacimiento es una casa vacía...
 Todo esto es ilustrativo y forma parte de las tradiciones.           
 Por cierto, Benedicto XVI intentó eliminar del nacimiento la el asno y el buey. Dijo en un libro La infancia de Jesús que “que no había mula ni buey en el portal de Belén”.
¿Y el gordo Santa Claus?
 Se trata de San Nicolás de Mira o San Nicolás de Bari, o papá Noel, ese es  el verdadero “Santa Claus” de la historia. Es un Santo patrono de los niños, los marineros, los viajeros y de Rusia, Grecia y Turquía. Es venerado en ciudades de Italia, Holanda, Suiza, Alemania, Austria y Bélgica.
 En el S. VI, el emperador Justiniano construyó una Iglesia en Constantinopla –hoy Estambul– en su honor, y se hizo popular en todo el cristianismo.
En 1087 sus huesos fueron rescatados de Mira, que había caído bajo invasión musulmana, y se llevaron a Bari, en la costa adriática de Italia. Por esto es llamado San Nicolás de Mira o San Nicolás de Bari. Sus reliquias reposan hoy en la Iglesia de “San Nicola de Bari”.
 Se cuenta que en la Diócesis de Mira había un vecino en extrema pobreza que decidió exponer a sus tres hijas vírgenes a la prostitución para que todos ellos puedan subsistir. San Nicolás, buscando evitar que esto sucediera y en la oscuridad de la noche, arrojó por la chimenea de la casa una bolsa con monedas de oro. Con el dinero el hombre pudo pagar “la dote” y se casó la hija mayor.
San Nicolás por haber sido prelado se le representa con un vestido rojo. Además de que su devoción se propagó mucho en Alemania y quizá, quizá como en Alemania se llama “Sankt Niklaus” le empezaron a llamar Santa Claus.
De ahí el personaje se trasladó a EU con los inmigrantes holandeses quienes fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam, más tarde llamada Nueva York.
En 1809 el escritor Washington Irving escribió una sátira, Historia de Nueva York, en la que deformó al santo holandés, Sinterklaas, en la burda pronunciación angloparlante Santa Claus. Y todavía más en 1821 se publicó el libro de litografías para niños "Sante Claus, el amigo de los niños" en el que se presentaba a un personaje que llegaba del Norte en un trineo con renos voladores. Esa publicación hizo aparecer al personaje cada Nochebuena y no el 6 de diciembre, día de la fiesta del santo obispo.
Dos años después el poeta Clement Clarke Moore publicó en 1823 un poema donde dio cuerpo al actual mito de Santa Claus, basándose en el personaje de Irving. Fue entonces cuando Santa adquirió la actual fisonomía de gordo barbudo bonachón con la que más se le conoce.
Años después en 1863 el caricaturista Thomas Nast comenzó a dibujar a Santa con los rasgos que ahora le atribuyen: gorro rojo, abundante barba blanca y un abultado vientre. Nast diseñó este personaje para sus tiras navideñas en Harper's Weekly.
Casi 60 años después, -en 1920-  el personaje se hizo famoso al aparecer por primera vez en un anuncio de Coca Cola, y después Holywood lo hizo propio.
No sabemos si la imagen tenga derechos de autor…
 ¿Y el árbol?
 Es otra historia. La tradición de colocarlo en la Plaza de San Pedro comenzó en 1982, durante el pontificado de San Juan Pablo II.
 Los villancicos vinieron después.
 El villancico es una forma musical y poética tradicional de España, y Portugal, que fue muy popular entre los siglos XV y XVIII. Con el tiempo comenzaron a cantarse en las iglesias y a asociarse específicamente con la Navidad. Su nombre probablemente tiene su origen en que las composiciones de naturaleza popular eran cantadas por los villanos o habitantes de las villas.
Hay un villancico muy popular, y la mejor versión es cantada por Lhasa de Sela dice:
“La virgen se esta peinando
Entre cortina y cortina
Los cabellos son de oro
Y los peines de plata fina
Pero mira como beben
Los peces en el rio
Pero mira como beben
Por ver a Dios nacido
Beben y beben
Y vuelven a beber
Los peces en el agua
Por ver a Dios nacer...

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