19 feb 2006

Pandilleros

El Gobierno del presidente Elías Saca de El Salvador pretende hacer de la eliminación de las maras un objetivo primordial.

Y pidió apoyo al gobierno de los EE UU para combatirlas del mismo modo en que ambas naciones combaten el narcotráfico y el terrorismo.

Las autoridades de ese país centroamericano aseguran que la criminalidad ha aumentado proporcionalmente al incremento de las deportaciones desde EE UU de salvadoreños con antecedentes penales. A saber: el 2005 fueron deportados 1,900 salvadoreños con antecedentes criminales; en lo poco que va del presente año, los deportados suman ya más de 500.
El ministro de Gobernación, René Figueroa, señaló que Washington debe entender que el combate contra las pandillas "también les conviene, puesto que un pandillero que es deportado a El Salvador se integra a las pandillas, comete delitos y se regresa Estados Unidos a cometer más delitos".
Programas antimara: Súper Mano Dura
El 2003, se puso en marcha una ley antimaras; el Plan se denominó Plan Mano Dura, con el que se pretendía legalizar una serie de acciones restrictivas, sin embargo, la ley duro sólo unos meses, ya que fue derogada en 2004 por presiones de la ONU, dado que violaba varios convenios internacionales defensores de la niñez y la juventud.
El Gobierno actual impulsa ahora el Plan Súper Mano Dura, con el que ya han enviado a la cárcel a más de 3,000 líderes de pandillas. No obstante, diversos analistas sostienen que la represión, sin medidas preventivas, ha desatado una reacción de mayor violencia. Los datos se traducen en cifras: antes de 2003, las tasas de homicidios eran de 34 por cada 100,000 habitantes; en la actualidad, rondan los 55 homicidios por cada 100,000 habitantes.
En El Salvador, se calcula que hay al menos 14,000 pandilleros que tienen nexos con la delincuencia organizada.
Gopes:
Esta semana se creo el denominado Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPES); un grupo que tendrá la misión exclusiva de atacar a las pandillas y el crimen organizado. Estará integrado inicialmente por 40 experimentados agentes de las unidades de investigaciones, inteligencia y reacción de la Policía Nacional Civil (PNC).
Vestidos de negro, armados para el combate urbano y con su rostros cubiertos para evitar ser blancos de represalias, los policías recibieron la orden de salir de inmediato a atacar las pandillas o maras, así como al crimen organizado.
El director de la PNC, Rodrigo Ávila, dijo en conferencia de prensa que el GOPES es una unidad que combina las acciones encubiertas con operaciones de choque, por lo que podrá actuar de civil e infiltrarse en las filas de las pandillas.
Sin embargo, Alejandro Álvarez, investigador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), critica la falta de integración de las políticas públicas contra la inseguridad ciudadana, tanto en El Salvador como en el resto de naciones latinoamericanas, que basan sus estrategias en la represión.
Dice que en El Salvador, el Gobierno hace poco por controlar la portación de armas de fuego, a pesar de que más del 70% de los homicidios se cometen con esa armas y, de ellas, casi medio millón circulan en manos de civiles, en una población de 6,7 millones de habitantes.
Alto al fuego: Tregua entre Maras.
Pero también esta semana líderes de la Mara 18 ofrecieron una tregua a las “maras” rivales para detener la escalada de violencia y unirse contra el gobierno del presidente Saca.

Durante una conferencia de prensa en un lugar de Soyapango, a unos 20 kilómetros al este de la capital, periodistas de tres cadenas de televisión extranjeras, una televisora local y dos agencias de noticias internacionales fueron citados en un centro comercial de la capital por miembros de un grupo que ayuda a rehabilitar pandilleros y llevados a una de las zonas dominadas por la Mara 18.

“Invitamos a los jóvenes de la MS (Mara Salvatrucha) y a otros jóvenes de pandillas que detengamos nuestras rivalidades y aseguremos una tregua para que en conjunto logremos luchar en contra de nuestros enemigos”, dijo uno de los líderes de la Mara 18.
Con la tregua, los pandilleros esperan demostrar que no son ellos los responsables de la mayoría de asesinatos y crímenes que se cometen en el país.
Por su parte, Óscar Bonilla, que dirige el Consejo Salvadoreño de Seguridad Pública dijo que “es bueno que ellos digan que van a calmarse”, pero aseguró que es poco probable. “Va a ser muy difícil que hagan esa tregua, porque están muy ligados al problema de las drogas y de las armas, ya no se trata de territorios”.
Bonilla también sostuvo que “hay pruebas que implican a los miembros de las pandillas en los homicidios y delitos”.
Uno de los encapuchados aseguró que sus enemigos (la gente del gobierno) los mira “como monstruos comeniños”. “Que el gobierno del presidente Tony Saca sepa que somos el síndrome de una sociedad enferma de impunidad, corrupción y violaciones a los derechos individuales y humanos de nuestra sociedad”.
Sin embargo, los líderes de la M18 rechazaron que estén involucrados en las extorsiones y los asesinatos y afirmaron que “el gobierno nos convierte en chivos expiatorios y cortinas de humo para proteger o escudarse de su corrupción e impunidad”.
Los pandilleros llamaron además a los organismos nacionales e internacionales a que investiguen supuestas violaciones a los derechos humanos de sus compañeros en las cárceles.
Las Maras se estan globalizando:
Nelson Arriaga, Jefe de la unidad de Inteligencia de Pandillas de la Policia de Los Ángeles, California, advirtió hace ocho días en un seminario en Honduras, que las violentas y peligrosas pandillas Mara Salvatrucha y La 18 están ampliando sus operaciones delictivas a todo el mundo.
"Se trata de una subcultura sin valores éticos que intenta penetrar a todos los países a través de los jóvenes", dijo. "Los pandilleros (mareros) están atrapados en su propio mundo, el que tratan de llevar a todas partes para mantener su poder entre los jóvenes", añadió.
La presencia marera ha sido detectada en los dos últimos años en América del Sur, Europa y Africa, luego de tener una intensa actividad en Estados Unidos, México, Guatemala, El Salvador y Honduras.
Arriaga aseguró que la Mara Salvatrucha (MS-13) surgió en 1967 en Los Angeles y la Mara 18 (M-18) en esa misma ciudad en 1982 con miembros agresivos nacidos en EE UU y cuyos padres eran de México.
"Surgieron para defender el barrio de los grupos anglosajones y después admitieron a los nacidos en China y de otros lugares para fortalecer su membresía", dijo.
El jefe de la unidad de prevención de maras de Honduras, inspector Florencio Oseguera, señaló por su lado que ignora cuántos pandilleros hay en Honduras: "miente quien diga lo contrario". Añadió que la MS opera aquí desde 1989 y la M-18 desde 1993. "En esa época eran unos 36,000 los mareros de los dos grupos y creo que el número ha aumentado en 20 años", indicó.
Oseguera anunció que "los mareros han cambiado de actitud ante las leyes drásticas que se han aprobado en Honduras y ahora visten y hablan bien, no usan tatuajes y en ocasiones trabajan unidos con sus antiguos rivales para cometer fechorías". Según él, "tal cosa lo han hecho para sobrevivir ante la fuerte actividad del gobierno en contrarrestar sus acciones del bajo mundo".
En casi tres años unos 2,000 mareros han sido enviados a la cárcel.
Los dos funcionarios disertaron al concluir la conferencia Periodismo, Violencia y Pandillas en Centroamérica auspiciada desde el jueves 9 de febrero por la Sociedad Interamericana de Prensa en Tegucigalpa, en la que participaron editores de periódicos de Centroamérica, de la prensa hispana de Estados Unidos, así como jueces, abogados, periodistas y estudiantes.